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  • Foto del escritorFundación Amandla

¿Por qué esta fundación se llama Amandla? ¿Qué significa Amandla?

En una conversación que nunca olvidaré, Eddy Baloyi, jardinero del Holy Rosary (uno de los colegios donde asisten niños/as con apoyo de Fundación Amandla), lleno de emoción trataba de transmitirme cómo el pueblo sudafricano se había unido para vencer la opresión del apartheid.

El apartheid era una política de segregación racial de un gobierno tirano que legalizó el racismo hacia todas las personas no blancas. De hecho, en lengua afrikáans (la lengua oficial entonces) “apartheid” significa “separación”.

Con sus ojos iluminados de orgullo y sostenido en ese recuerdo doloroso que pudieron superar, me dijo que Madiba (Nelson Mandela), el líder de la oposición a ese gobierno, les había recordado una palabra: Amandla.

En realidad, es mucho más que una palabra. En varias lenguas africanas Amandla significa “poder”. Pero no es el poder político de los gobernantes o el económico de las empresas y el dinero, me explicó. Yo lo escuchaba con atención e imaginaba cómo esa palabra que significa poder, representaba, al mismo tiempo, el poder del pueblo oprimido de vencer al poder opresor.


Eddy se puso de pie y como si estuviera mirando el pasado me contó que, en las concentraciones de protesta, con mucha gente reunida, alguien del grupo gritaba ¡Amandla! y la multitud respondía ¡Awethu! o ¡Ngawethu! Que significa algo así como “para con nosotros”. Y así avanzaron juntos hacia la libertad y la dignidad como personas y como pueblo.


De alguna forma, la respuesta a ese grito de toda esa gente completaba un círculo, sellaba un único cuerpo, robusto, invencible: era una voz, un universo. Y pensé que ese poder de la gente era mayor al otro, porque el poder de todos y todas, sin exclusión, es más fuerte que el poder de la separación y la discriminación.


Días después en ese 2013, con Juampa Winter nos comprometíamos a trabajar por la educación de niños y niñas de Xithlelani y Rhulani a través de una fundación. La idea era que otras personas pudieran asumir la responsabilidad de esa educación. Y claro, viviendo en Chile, la mayoría de los padrinos y madrinas vivían en Chile, al otro lado del mundo. Teníamos casi todo, faltaba el nombre de la fundación.


Y nos convencimos de que esta fundación debía hacer visible el mismo lazo amoroso a la distancia, entre padrinos, madrinas con niños y niñas. Había que cerrar ese círculo más allá de las fronteras. Somos un mismo cuerpo. Somos Uno. Somos Amandla: El poder de las personas unidas por un lazo invisible, pero el más poderosos de todos: el amor.

Escrito por: Juan Pablo Belair

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